Luria indicó sobre el entrevistador que se tome en cuenta a la mímica, las poses y los cambios del tono emocional durante la conversación, la perturbación del sueño, cambios en la atracción sexual, “prestar atención cuando se interroga al paciente acerca de los fenómenos de la enfermedad que le inquietan, a la cantidad de las quejas y al carácter de las mismas” (397). Y sobre todo, a los cambios de su identidad, de su conducta social y de su esfera afectiva. Además, Luria sugiere que se interrogue a las personas de su círculo interno, familia y amistades.