El último encuentro de Carlos Castaneda con don Juan tuvo lugar en la cima de un cerro. Se encontraban también don Genaro y otros dos aprendices, Pablito y Néstor. Hacia el desenlace, Pablito y Carlos saltaron desde la cumbre de la montaña, lazándose a un abismo. En este quinto libro, Carlos Castaneda regresa a México con la intención de ver a Pablito y Néstor y pedirles ayuda para resolver sus dudas y conflictos, puesto que aunque su razón se niega a aceptarlo, una parte de su ser tiene la convicción de que tal salto efectivamente se produjo, por increíble que parezca. Lo que se encuentra entonces es con un asalto final a su racionalidad, planificado por don Juan antes de su partida, junto con la revelación de algunos de los aspectos prácticos del arte de ensoñar. «Cuando nacemos traemos un anillo de poder. Casi desde el principio, empezamos a usar este anillito. Así que cada uno de nosotros está enganchado desde el nacimiento, y nuestros anillos de poder están unidos con los anillos de los demás. En otras palabras, nuestros anillos de poder están enganchados al 'hacer' del mundo para construir el mundo. Un hombre de conocimiento, em cambio, desarrolla otro anillo de poder. Yo lo llamaría el anillo de 'no-hacer'. Así, con este aniullo, puede urdir otros mundos.» (Don Juan)