«Días. Momentos. Segundos. Nos creemos invencibles. Pensamos a largo plazo. En ocasiones nuestra cabeza vaga más en el futuro que en el presente. No nos damos cuenta de que son los pequeños instantes, los insignificante, los que marcan el resto de nuestra existencia, lo que nos transforman en un “seremos” fruto de nuestros actos, nuestras vivencias, nuestras elecciones. Sin embargo, no todo es azar. La experiencia lleva la batuta de nuestra particular orquesta vital. Y es que, aunque suene metafórico, hay acontecimientos que nos lanzan de lleno al cielo y otros que nos entierran en un infierno del que, por más que te esfuerces, resulta prácticamente imposible salir hasta que unas manos tiran de ti.»