Boccaccio nos enseñó que la mejor manera de atravesar las pestes y sus confinamientos era ocupar parte del día “contando cuentos (con lo que hablando uno solo, todos podemos encontrar deleite)”. En el marco del curso Siglos de Oro I, del Doctorado en Literatura Hispánica del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, los autores de esta obra se reunieron virtualmente en torno a Los trabajos de Persiles y Sigismunda y se dejaron cautivar por la última voz de Cervantes, encontrando deleite en sus palabras y en la discusión compartida sobre ellas. Cada uno, a la manera de los jóvenes florentinos, fue “libre de discurrir sobre la materia de que más se holgare”; de este discurrir surgieron los capítulos que, rigurosa dictaminación previa, componen el libro.