no creo que mi madre me hubiera contado las historias que he recopilado aquí, ni siquiera aunque hubieran estado a su disposición. Tampoco te recomiendo narrárselas indiscriminadamente a tus pequeños. Son cuentos para gustos refinados, para aquellas personas que ya han dejado atrás el sencillo placer del golpe contundente, el grito en la noche o el veneno en el decantador de oporto.