Las ideas políticas en la historia

facta, non verba

De esta manera introduce al análisis de la Constitución romana. Atribuye el poderío de Roma precisamente a la forma mixta de su gobierno (los cónsules representan el factor monárquico, el Senado el factor aristocrático y las asambleas populares el democrático), en la cual los distintos elementos se encuentran exactamente ajustados y en perfecto equilibrio.

El primero de estos tres elementos es la asamblea general, que delibera sobre los negocios públicos; el segundo, el cuerpo de magistrados... y el tercero, el cuerpo judicial

todo lo concerniente al poder tiene, en sus orígenes, una connotación mágica o religiosa, es decir, mítica.

Cuando en Grecia se supera el pensamiento mitopoyético, la humanidad llega al uso de razón y deja atrás, desde el punto de vista del desarrollo de las ideas políticas, a culturas tan notables como la egipcia, la persa, la china o la hindú.

Al pensamiento político antiguo precede, entonces, el pensamiento mítico, documentado en leyendas y fábulas, entre históricas y fantásticas, que recogen y tienden a reproducir, por tradición oral y escrita, los fundamentos religiosos, políticos, jurídicos, éticos y morales de los pueblos antiguos, en épocas anteriores a la aparición de una inteligencia filosófica propiamente dicha.

Sócrates se enfrentó a la filosofía física de los jonios, y afirmó que la verdad es producto de la razón individual y que cualquier hombre, por simple e ignorante que sea, puede llegar al conocimiento de las primeras verdades examinando sus propias ideas.

El hombre es la medida de todas las cosas, del ser de las que son y del no ser de las que no son (Protágoras).

El conflicto bélico es padre de todas las cosas y de todos es rey: a los unos los hizo dioses, a los otros los hizo hombres, a unos hizo esclavos, a otros libres (Heráclito).

Mi corazón me impulsa a enseñarles a los atenienses esto:

que muchísimas desdichas procura a la ciudad el mal gobierno,

y que el bueno lo deja todo en buen orden y equilibrio,

y a menudo apresa a los injustos con cepos y grillos;

alisa asperezas, detiene el exceso, y borra el abuso, y agosta los brotes de un

progresivo desastre, endereza sentencias torcidas, suaviza los actos soberbios, y hace

que cesen los ánimos de discordia civil, y calma la ira de la funesta disputa;

y con buen gobierno todos los asuntos humanos son rectos y ecuánimes