sentirá dolor, desesperación y abandono, lo cual le hará padecer estallidos de ira en un intento extremo de autodefensa. Todo ello dejará una impronta en la mente de la persona, de manera que tenderá a atribuir a situaciones similares significados similares, perpetuando su manera de actuar ante ellas.
Por el contrario, si esta persona decidiera practicar la meditación, podría analizar con mayor serenidad y precisión las situaciones, evaluar su auténtico significado y reaccionar ante ellas de manera totalmente distinta, con sentimientos y acciones diferentes.
Así pues, se trata de verdaderos reflejos condicionados, de auténticas tendencias mentales que tienen su origen en nuestro pasado.