Paul Edgecombe trabaja en el pasillo de la muerte de la penitenciaría del Estado en Cold Mountain, y cada cierto tiempo un preso es llevado a la silla eléctrica. Para que lo que les queda de vida sea lo más agradable posible, Paul y sus hombres tratan con respeto a los prisioneros, pero en la penitenciaría trabaja también Percy Wetmore, un joven que ha llegado a ese puesto por enchufe, y sus intenciones son distintas y no lo oculta. Si Percy Wetmore les da problemas, la situación se agrava con la llegada del preso William Wharton, apodado el salvaje Bill. Sin embargo es otro preso, un gigante negro llamado John Coffey, el verdadero protagonista de la historia. Acusado de violar y asesinar a dos niñas pequeñas, Coffey pasa sus días en silecio y con los ojos llorosos. Cuando al final sale de su rutina es para asombrar a Paul Edgecombe, que desde ese primer momento empieza a dudar de la culpabilidad del grandullón. Edgecombre decide investigar por su cuenta, y cuanto más descubre, menos entiende la inminente partida de Coffey hacia la silla eléctrica. Los milagros existen, y John Coffey es el hilo conductor.