Uno de los modelos del teatro occidental es el llamado “teatro de la vivencia” que se centra en la experiencia subjetiva del actor o la actriz y busca que la actuación sea orgánica y efectiva en la creación de personajes.
La actuación orgánica en el teatro se enfoca en esta corriente y explora sus tres principales dimensiones: la psicológica, la sociológica y la fisiológica.
El autor propone una serie de ejercicios para desarrollar y perfeccionar los procesos actorales, haciendo posible representaciones más poderosas y auténticas. Explora las diversas maneras de construir personajes yendo más allá de la mera memorización de textos y gestos para adentrarse en el conocimiento profundo de las motivaciones y complejidades de cada creación.