El poema sonaba in-ininterrumpidam-mente en la ca-cabeza del hombre-bre como una mosca ence-rrada en un vaso, s-sin qu-que pudiera evitarlo. Te-tenía ca-calor y fri-frío, calor he-helado y frío de fu-fuego a la ve-ez. Intent-tó con todas sus fu-fuer-zas record-recordar otras his-historias, ot-otros poemas, pero to-todo se había ido, se había-ía escap-pado de su memoria congelada, y so-olo tení-tenía un úni-nico pesam-iento acuci-ciante:
—Ay, a-ay, qué ho-orror mori-ir con es-ta absur-absur-da lista de compras, lis-lista de com-compras e-en los la-labi-labios.