Como enseña David Cerdá en su admirable Ética para valientes, la superioridad moral es un baúl rebosante de valores que su poseedor abre para deslumbrar al prójimo. Pero es solo en los hechos concretos donde se alcanza la virtud. Obras son amores… La bondad buenista es de naturaleza especular, pues se mira en el juego de espejos del exhibicionismo moral, y especulativa: por abstracta y, sobre todo, por su parentesco con la especulación, la inversión y el beneficio. Sus únicos valores son, en consecuencia, los valores bursátiles.