–¿Y si terminamos en esquinas opuestas del universo?
Pel lo miró como si hubiera dicho algo absurdo. Se dio media vuelta y entró a su cabina. Apenas se hubo cerrado la puerta dijo algo que él no escuchó aunque sí le vio los labios.
Reu entró a su cabina y desde ahí miró la cabina de Pel ajustarse a su cuerpo con más precisión a cada segundo. Justo antes de que se amoldara a ella como una vaina negra, Reu descifró que Pel había dicho: «Todo el tiempo estamos en esquinas opuestas del universo».
Pensó que lo había dicho como si hablara de algo remediable, como en otra época habría sido volcar una taza sobre el mantel.
Luego cada pequeño ápice de su cuerpo comenzó a cubrir los interminables ápices del camino