Como verán los lectores, este es un libro sencillo, pero nada simple. Pretende ser respetuoso con todo y con todos, excepto con la ignorancia y la banalidad. Intenta recuperar la convicción de que el cine es algo magnífico, complejo y una auténtica maquinaria para el aprendizaje expresivo y emocional. Y para el aprendizaje global, el aprendizaje a secas.
Sus páginas se dirigen al mundo educativo, pero también a las familias y a todas aquellas personas a las que les seduce el prodigioso invento de los hermanos Lumière, a todas aquellas a las que les duele que no se enseñe, de forma sistemática y rigurosa, el extraordinario patrimonio del cine a los niños y las niñas, a la juventud, a las nuevas generaciones.
99 películas que las nuevas generaciones deben conocer ofrece, a través de una lectura amena, una herramienta útil para acercarnos a un puñado de filmes clave del arte cinematográfico, mediante un esquema ágil y práctico (ficha, sinopsis, comentario, reflexión para el aula y una escena para el recuerdo), y que van desde 1895 hasta el 2000, con un claro objetivo: que los jóvenes se acerquen a obras fundamentales para el imaginario contemporáneo, películas de singular belleza, de enorme interés, de poderosa influencia en el lenguaje cinematográfico y en nuestra cultura actual. Porque casi nadie se ocupa de que las nuevas generaciones conozcan toda esa maravilla.