El genio consiste en creer que la verdad de tu propio pensamiento lo es también para los demás. Da voz y expresión a las convicciones ocultas que laten en tu interior, y ellas serán universales; pues lo más íntimo, pasado el tiempo pertinente, se convierte en lo de todos, y nuestros primeros pensamientos regresarán entonces a nosotros anunciados con las trompetas del Día del Juicio [...] Las grandes obras de arte no contienen una lección más impresionante que esta: nos enseñan a demorarnos en nuestras impresiones más espontáneas, y siempre con una inflexibilidad alegre, cuando todas las voces nos llaman desde otro lado. De lo contrario, alguien extraño expresará precisamente lo que nosotros pensábamos y sentíamos desde siempre, y por ello nos veremos obligados, con vergüenza, a adoptar de este otro nuestra propia opinión.
SUPERSIC