Para justificar ciertas debilidades humanas se acostumbra a decir: "¡Es humano!" Y, en realidad, si reflexionamos, “ser humano” quiere decir sencillamente: “ser animal”. ¿Cómo se puede, pues, definir a la naturaleza humana? El hombre es ese ser ambiguo que la evolución ha situado en las fronteras del mundo animal y del mundo divino. Su naturaleza es, pues, doble, y lo importante es tomar conciencia de esta ambivalencia para dominarla. Si en los textos sagrados está escrito: “Sois como dioses”, es precisamente para recordar al hombre la presencia escondida dentro de sí, de una esencia superior que debe aprender a manifestar. Aquí está el verdadero sentido de nuestro destino, nos dice el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov, y es por ello que nos habla constantemente sobre este tema, ofreciéndonos los medios para que podamos hacer resurgir esos dioses que en realidad somos y que aun no conocemos.