Mariana:
¡Morir! ¡Qué largo sueño sin ensueños ni sombras! Pedro, quiero morir por lo que tú no mueres, por el puro ideal que iluminó tus ojos:
¡¡Libertad!! Porque nunca se apague tu alta lumbre me ofrezco toda entera. ¡¡Arriba, corazón!!
¡Pedro, mira tu amor a lo que me ha llevado!
Me querrás, muerta, tanto, que no podrás vivir. (Dos monjas entran, con las manos cruzadas