En esta novela, habla Francisco Franco en el apogeo de su poder, en 1964, cuando el régimen celebra sus 25 años. La voz del dictador es la conocida, la retórica y cínica, pero también otra, más reservada y novedosa. El general deja que otro Franco que también es él -"Baamonde" sin hache intercalada— se adentre en territorios íntimos de su memoria, como su intensa y crucial relación con su madre o su profunda decepción con su padre. Otras veces el monólogo nos llevará por su infinita egolatría. El tono severo de su decir no elude ocasionales concesiones a otros sentires, aún más secretos y pronto reprimidos por su férrea disciplina. Por su desconfianza incluso ante sí mismo.
A la par que el monólogo, sucede una historia en este rincón de la cordillera astur-leonesa donde el dictador se ha retirado durante dos semanas. Un niño es el protagonista de esa aventura. Un niño heroico y otros personajes memorables, como un capitán del ejército, una mujer serena y lúcida y un veterano terrorista. El escenario, rural y remoto, tiene su contrapunto en las calles de Madrid. El general se confiesa es una novela ambiciosa, de depurado lenguaje, que indaga en un territorio lleno de minas. Porque la literatura es búsqueda y riesgo; es mirar de otra manera.