Pocos ejemplos hay de intelectuales como Javier Sicilia que, después del asesinato de su hijo, abandona la poesía y se compromete a encabezar un movimiento que se ha vuelto un grito nacional capaz de reunir a miles de familias víctimas de la violencia del narcotráfico y de la guerra que el Gobierno emprendió para combatirlo. Pero el poeta lastimado es más que verso, llanto y grito de rabia. Es un hombre de pensamiento profundo que ha reflexionado no sólo sobre determinados momentos de la vida de este país sufriente sino, especialmente, sobre los problemas humanos y sociales que lo aquejan. La mira de su análisis en particular se ha centrado en torno al poder y a los poderosos. Estamos hasta la madre es su lucha y la lucha de todos los mexicanos que claman justicia y paz. Rafael Rodríguez Castañeda En el prólogo