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Emmanuel Carrère

Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Un viaje en la mente de Philip K. Dick

  • Eduardo Ariashas quoted5 years ago
    Son libres de creerme o no, pero al menos crean esto: no estoy bromeando. Se trata de algo muy serio, algo muy importante.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted11 hours ago
    En uno de sus libros había acuñado una palabra, gubble, para designar el estado de descomposición, podredumbre y caos hacia el que tienden todas las cosas bajo el efecto de la entropía. Su vida se precipitaba a toda velocidad hacia el gubble. Pero ¿qu
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted11 hours ago
    las imágenes de Vietnam que aparecían en la televisión fueran rodadas en un estudio con balas de fogueo, maquetas y ketchup? ¿Y si la guerra de Vietnam no existiera realmente? ¿Y si nada en el mundo existiese, aparte de la habitación en la que se encontraba, aparte del cuerpo grande y prematuramente envejecido que él miraba, aterrado, en el espejo y al que debía llamar «yo»?

    «Doctor, creo que me estoy volviendo loco. ¿No tendrá usted unas pastillas para ayudarme?
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted11 hours ago
    La penúltima verdad, en la cual se les hace creer a los hombres que se refugian y desloman en las entrañas de la tierra, verdaderos nibelungos modernos, que una guerra química está librándose en la superficie; cuando en realidad se trata de una pandilla de dirigentes sin escrúpulos, amos del simulacro televisivo, que quieren ser los únicos en disfrutar de ese espacio vital. ¿
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted11 hours ago
    En Blade Runner había dotado a los futuros hogares americanos de un ordenador que, conectado a las neuronas del que lo utilizaba, le permitía elegir su propio humor mediante todo un catálogo de posibilidades. Se programaba el aparato para despertar con la alegría que muestran los protagonistas de los anuncios de colchones o las bebidas para el desayuno. En el caso de una disputa conyugal, se podía elegir entre un depresor talámico que calmara el enfado o un estimulante que exacerbara suficientemente los ánimos como para salir victorioso de la disputa. Si persistían dudas, era posible recurrir al programa «Espíritu de decisión», que decidía. Alg
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted2 days ago
    Un mundo en el que la televisión no sirve para ser mirada por los ciudadanos sino para observarlos a ellos: capaz de engañar a los actuales estimadores de audiencia, una cámara colocada detrás de cada pantalla permite controlar la asiduidad frente al televisor y la sensibilidad al adoctrinamiento dispensado por el Guía, cuyo augusto rostro es mostrado a diario. Hasta el día en que un quídam, tras haber absorbido una sustancia ilegal, ve algo distinto de ese rostro: algo horrible, un pulpo monstruoso, un avatar de Palmer Eldritch. «Alucinación», se dice, y, por supuesto, empieza a preguntarse si esa alucinación no es en realidad una visión de la Realidad última. La continuación del relato lo confirma: tras entrar en contacto con una organización de resistentes, el protagonista se entera de que la droga responsable de su visión no es un alucinógeno, sino un antialucinógeno. El alucinógeno es lo que toma toda la población sin saberlo, continuamente, mezclado con el agua del grifo, y gracias a sus efectos aquella reconoce cada día al Guía bajo los mismos rasgos armoniosos. Solo aquellos que toman la antidroga, el «lucidógeno» si se quiere, lo ven tal como es, es decir, cada vez diverso, cada vez diversamente monstruoso.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted2 days ago
    día en que le entregaron ese monstruo, que pesaba, sin los cajones, trescientos cincuenta kilos y debía ocupar toda una pared de su despacho, un arranque de angustia ofuscó su alegría: cuando has comprado algo así, no te mueves más, se acabó, has arrojado el ancla. Después recordó que Fafner, el dragón de la ópera de Wagner, estaba condenado a la muerte y su tesoro a la dispersión, y entonces un motivo inve
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted2 days ago
    «No conviene atesorar. Todo lo que creemos poseer nos será quitado.»
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 days ago
    Sin embargo, quien haya consultado a alguno de ellos (a menos que no haya tenido realmente suerte), sabe que, una vez hecha la selección, queda un residuo que no es fácil de explicar: ese detalle preciso, no especialmente significativo, pero que no sabemos cómo, ni a través de qué deducción sherlokholmesiana, el parapsicólogo ha llegado a conocer. Es así; inquietante, y, sin duda, no es suficiente para que uno funde su propia vida sobre eso o apueste por cualquier forma de ocultismo. Aquel día, la sombra de Jim Pike Jr., por mediación de la vieja dama de la caridad del IRA, se refirió a una broma ritual, pero estrictamente privada, que Phil y Nancy solían hacer sobre el dueño de un restaurante de Berkeley, de quien
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted3 days ago
    Dispuestos a todo para huir de la culpabilidad que los laceraba, Maren y el obispo entraron en contacto con los espiritistas, y, el verano después de la muerte de Jim Jr., empezaron a contar, con los ojos brillantes, que había vuelto. Hablaba con ellos, les había perdonado, quería que fueran felices. Pike, a quien no podía ocurrirle nada que no saliera de un libro y confluyera en otro, firmó incluso un contrato para contar en un libro sus experiencias con el más allá. Continuaba interrogándose sobre la autenticidad
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