Dick, la palabra eldritch contenía todo lo que Freud significó en la palabra unheimlich, el extrañamiento inquietante, al que sin embargo cabría añadir la dimensión de horror. Veía en ella su lado solapado, pérfido, falsamente familiar, pero también el ímpetu, el miedo que hace gritar, como se grita para despertar, salvo que en este caso lo horroroso es que ya estamos despiertos, que no hay una salida: estamos ahí.