bookmate game
es
Books
Emmanuel Carrère

Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos. Un viaje en la mente de Philip K. Dick

  • Eduardo Ariashas quoted5 years ago
    Son libres de creerme o no, pero al menos crean esto: no estoy bromeando. Se trata de algo muy serio, algo muy importante.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedyesterday
    veneno y el antídoto. El objetivo era crear un nuevo tipo de individuo: sumiso y alienado, el androide-ciudadano de la sociedad del futuro. La organización lo convertía en un esclavo, primero volviéndolo adicto a la droga, y después, de manera más sutil, salvándolo de ella, enseñándole a odiarla y a amar al amo, el único que podía protegerlo de ella. Y él, Dick, se había convertido en uno de los engranajes de esa maquinaria: un espléndido punto de observación.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedyesterday
    probable que durante el mes de marzo de 1972 hubiese vagado a la deriva por Vancouver, que hubiera visto la televisión en las habitaciones de distintos hoteles y tomado pastillas a puñados, que hubiera hecho cientos de llamadas a chicas que lo mandaron al diablo, y es posible también que la Providencia no haya considerado útil presentar todo esto a sus biógrafos. Pero no hay testigos, ni siquiera él: esas dos semanas, apenas transcurridas, o quizá mientras transcurrían, se borraron de su memoria.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedyesterday
    Glenn Gould decía que existe para cada uno una proporción óptima, y que muchas veces ignoramos, entre el tiempo transcurrido a solas y el que pasamos en compañía de nuestros semejantes. Él necesitaba días enteros para purificarse de una hora pasada con otros. Dick, por el contrario, tenía un miedo atroz al aislamiento. Su ideal era poder encerrarse en una habitación a trabajar, pero sabiendo que en la habitación contigua una mujer lo esperaba y velaba por él.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quotedyesterday
    Desde el principio, Nixon trabajaba a sueldo del Partido Comunista y, ocultándose detrás de su fama de político conservador adquirida en la época del macartismo, obraba para convertir al país de la libertad en una criptocolonia de la Unión Soviética. Los ciudadanos estaban controlados, la delación organizada y, logro supremo, mientras el Homo sovieticus al menos era consciente de vivir en una prisión, el americano medio lo ignoraba. Gracias a esta superioridad, la dictadura nixoniana se acercaba al ideal que los nazis no habían tenido tiempo de realizar plenamente, y por el cual los rusos, imposibilitados por su atávica barbarie, se agitaban penosamente.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 days ago
    Pero ¿qué? Volvió a aflorar en él la idea de que en alguna de sus novelas había debido de rozar sin advertirlo una verdad peligrosa.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 days ago
    aquella ocasión me enteré por el policía encargado de levantar el acta de que todas las personas que presentan una denuncia por robo tienen la misma impresión, la mayoría de las veces falsa, es decir: que el ladrón no hurgaba al azar, sino que buscaba algo concreto. De hecho, ha preferido esta o aquella baratija, desdeñando objetos de mayor valor, y así uno se devana los sesos tratando de encontrar una explicación lógica a esta preferencia dictada, en general, por la prisa o la ignorancia.

    Una idea a la inversa. Te roban, no le das importancia al robo, sin embargo más adelante diversas circunstancias, te dejan percibir que era algo específico lo que buscaban en tu hogar, algo que otros reconocen y no tu.

  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 days ago
    Por una de esas coincidencias insignificantes que él hubiese considerado altamente significativa –un buen ejemplo de sincronicidad junguiana–, yo mismo fui víctima de un robo cuando empezaba a escribir este capítulo.
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 days ago
    quién había desvalijado su casa el 17 de noviembre de 1971 y por qué?
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 days ago
    Por lo demás, en sus libros, resulta siempre que en realidad, contra toda evidencia, el protagonista tiene razón; entonces la realidad aceptaba interpretar su papel. En su pulso con él, esta cedía y se volvía phildickiana.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)