tas de la Nueva Jerusalén». Afortunadamente, el Señor usa gente como Felipe, muchos como él.
La tradición nos dice que Felipe fue usado grandemente en la expansión de la iglesia primitiva y fue uno de los primeros entre los apóstoles en sufrir el martirio. De acuerdo a la mayoría de los relatos, fue llevado a la muerte mediante apedreamiento en Heliópolis, en Frigia (Asia Menor), ocho años después del martirio de Jacobo. Antes de su muerte, multitudes vinieron a Cristo por su predicación.
Obviamente, Felipe superó las tendencias humanas que con tanta frecuencia estorbaron su fe y se levanta con los otros apóstoles como una prueba «que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia» (1 Corintios 1.27-29)