El arte de organizar

¿No llegamos a hacerlo en un día? No importa. Día 1: sacamos todo, lo filtramos y clasificamos. De esta forma, lo que conservaremos vuelve al placard. Día 2: colgamos y doblamos las prendas de forma correcta. Día 3: vemos dónde nos conviene ubicar cada canasto y lo etiquetamos. ¡Listo

Ordenarlo mal o bien lleva exactamente el mismo tiempo y esfuerzo. Es una cuestión de mínima voluntad.

Si de lunes a viernes, para ir a trabajar, llevamos siempre la misma cartera, podemos rotarla para empezar a sacarles el jugo a otras

Entonces, no esperemos recuperar su precio original o similar. Si nos resulta incómoda, si no nos favorece el color o el corte, si nos pica o “no me termina de convencer”, se va, independientemente del uso que le hayamos dado, si tiene o no etiqueta, o cuánto nos haya costado.

Sasaki considera que otro de los motivos es que nos costó muy “caro” cuando lo compramos. Entonces, cuando decimos que no podemos desprendernos de un objeto porque “está como nuevo” o “ni lo usé”, en realidad lo que estamos queriendo decir es que no lo aprovechamos lo suficiente como para amortizar su precio. Y la verdad es que… nunca lo vamos a hacer. Si esperamos recuperar el valor original del producto o su valor actual, entonces nunca podremos soltar nada.

Amar algo en algún momento no quiere decir que debamos tenerlo para siempre.

El autor de Goodbye, things, Fumio Sasaki, cree que el “miedo al arrepentimiento” es otro de los motivos. Si dejamos ir un objeto que creíamos que no nos hacía feliz y después descubrimos que sí, no va a pasar absolutamente nada, probablemente no lo extrañemos, así que no seamos tan culposos.

Sincerarnos es el primer paso para poder cambiarlo.

Las prendas “por si” se tienen que ir. ¿Cuáles son estas?: “por si” engordo, “por si” adelgazo, “por si” se vuelve a usar, “por si” vuelvo a quedar embarazada…

Si quieren hacer el “test de la bolsita”, les propongo todo lo contrario: dejemos en la bolsa aquellas prendas que sabemos que nos hacen feliz y guardemos en el placard las que nos dan dudas. Si durante un mes las usamos y nos sentimos bien con ellas sin requerir de las otras, perfecto, se quedan y las de la bolsa pueden volver.