Colofones. La marca del oficio

ust era socio de Gutenberg, y cuando este no pudo pagarle lo que le debía se quedó con las prensas, matrices, moldes y tipos, y con Schöffer, experimentado copista, fundaron un nuevo taller de impresión en Maguncia.
Gutenberg murió en 1468. Ninguno de los libros que imprimió llevó su nombre.

Todo el protagonismo para el autor, con su nombre en grandes letras, mayúsculas, incluso en relieve seco o dorado si es preciso, en la cubierta y en la portada; pero, aun así, quien culmina la obra suele ser siempre el equipo editorial

quien culmina la obra suele ser siempre el equipo editorial

Los libros suelen ser obras colectivas en los que intervienen diseñadores gráficos, correctores, papeleros, impresores, encuadernadores… Un libro no es un texto ni su sentido o su significado es simplemente el del texto, pues su carácter tridimensional hace incluso que, con el paso de cada página, el lector lo dote de una dimensión temporal de la que por sí mismo el texto carece

El colofón es un rastro de la presencia de una mano artesana, obrera, sobre el libro. La marca del oficio.

El colofón es además una de las evidencias más palmarias que se pueden esgrimir para desarmar a quienes afirman, a veces con un punto de inconsciente arrogancia, que los autores escriben libros.

Los libros suelen ser obras colectivas en los que intervienen diseñadores gráficos, correctores, papeleros, impresores, encuadernadores… Un libro no es un texto ni su sentido o su significado es simplemente el del texto, pues su carácter tridimensional hace incluso que, con el paso de cada página, el lector lo dote de una dimensión temporal de la que por sí mismo el texto carece.

Esa especie de certificado de nacimiento es un gesto tan antiguo como el mismo libro, e inevitablemente nos lleva a contemplar el objeto material que contiene el texto. Porque no todo libro lleva un colofón, pero todo colofón pertenece a un libro.