Dos mujeres desaparecidas con cinco años de diferencia. No se conocen, jamás se han visto. Liria nació en Salamanca; Adriana en Buenos Aires. Solo les unen dos cosas: han vivido en el mismo chalé de Majadahonda (Madrid) en épocas distintas y han conocido a Bruno Hernández Vega. Eduardo cruza el mundo para encontrar a su hermana Adriana, pero su rastro se pierde en ese chalé en el que Bruno le alquilaba una habitación.
Las pesquisas pronto pondrán sobre la pista a la Guardia Civil. Descubren que desde hace años tampoco nadie sabe nada de Liria, la tía de Bruno y propietaria de la casa. Bruno tiene explicaciones para casi todo: Liria se mudó a Ávila y su inquilina se ha marchado con un novio. Los agentes sospechan que Bruno miente.
Para resolver el caso, los investigadores tendrán que atar cabos y reconstruir los últimos días de ambas sin la ayuda de Bruno, que sufre esquizofrenia paranoide y cree que la Hermandad de la ER, a la que dice pertenecer, lo persigue día y noche. La complejidad de la mente queda retratada magistralmente por Cruz Morcillo en un crimen con dos fallecidas y muchas vidas truncadas. Pero, sobre todo, con un culpable que quizá sea una víctima más. Sin medicación y sin freno, todo es posible en un brote de un enfermo mental. El «chalé de los horrores» es la prueba.