e había ido prohibiendo poco a poco hasta estar completamente segura de lo que quería hacer con su relación. Sin embargo, no era una sorpresa que terminara perdonándolo, en vista de lo que sentía por Román.
Ojalá nada pudiese separarlos otra vez, porque Román lo era todo para Claudia, del mismo modo que Violeta lo era todo para su hermano. Sabía que su chico no había querido herirla y que estaba realmente arrepentido; esperaba de verdad que Román hubiese aprendido la lección y que no volviese a fallarla, porque si lo hacía, ya no sería capaz de recomponer los pedazos de su corazón.