Reencontraba la calle, el viento, las luces, los escaparates y los olores de las tiendas. Reencontraba también a hombres, mujeres, niños llevados de la mano, recién nacidos en sus cochecitos. Siempre los hubo, siempre los habría. La vida seguía su curso en torno a él, pero tenía la sensación de estar excluido de ella.