energía vital» nada tiene que ver con la denominada «fuerza vital», pues ésta, en tanto que fuerza, no sería más que un caso específico de una energía universal, con lo que desaparecerían las prerrogativas de una bioenergética frente a la energética física, con abstracción del abismo, hasta ahora no colmado, que separa el proceso físico del proceso vital. He propuesto denominar libido a la energía vital aceptada como hipótesis, tomando así en cuenta la aplicación psicológica que me propongo darle y diferenciándola con ello de un concepto universal de la energía. Lo hago de acuerdo con mi creencia en el derecho que poseen, tanto la biología cuanto la psicología, de desarrollar sus propios conceptos.