—Qué obvia eres, Catalina, dan ganas de pegarte.
—Y tú eres muy disimulado, ¿no?
—Yo no tengo por qué disimular, yo soy un señor, tú eres una mujer y las mujeres cuando andan de cabras Locas queriéndose coger a todo el que les pone a temblar el ombligo se llaman putas.