Este libro intenta responder una pregunta fundamental: ¿es la literatura fantástica una verdadera tradición dentro de la cultura mexicana? Para ello, se analizan, con base en un concepto funcional del género, tres momentos representativos de esa vertiente narrativa en México: la obra de José María Roa Bárcena y sus derivaciones decimonónicas (y aún del siglo XX) conocidas bajo el título global de ''La leyenda de la calle de Olmedo'', ''Los días enmascarados'' (1954) de Carlos Fuentes y '' El principio del placer'' (1972) de José Emilio Pacheco; estos textos, construidos a partir de los tonos complementarios de la cultura letrada y la popular, exhiben la diversidad y la riqueza asumida por las expresiones verbales fantásticas en México, en un lapso de alrededor de cien años, es decir, del último tercio del siglo XIX al correspondiente del XX.