«Este es un libro sobre la actualidad político de un pasado lejano, el de la democracia ateniense. Para algunos un referente extravagante, para otros sigue planteándonos preguntas importantes. Entre esos otros se encuentran pensadores de la talla de Cornelius Castoriadis, Michel Foucault o Jacques Rancière. El libro sitúa sus respectivos acercamientos en un contexto marcado por la crisis del marxismo y el ascenso del modelo de la democracia representativa. Fue el consenso de los años ochenta y Atenas sirvió para pensar sobre cuáles eran las posibilidades de la democracia, precisamente allí donde nació nuestra experiencia de la misma.
El autor de este libro, especialista en filosofía francesa contemporánea, presenta un paisaje que arranca en la década de los 70 del siglo XX. En la primera parte de esa década aún se creía en la revolución, conforme avanzaba comenzaron las conversiones al liberalismo y el escepticismo ante cualquier modelo de transformación social y político. Con el referente de la democracia antigua, nuestros tres pensadores innovaron el modo de practicar la filosofía, ampliando sus referentes pero también nos propusieron otros modos de pensar la democracia.
La tesis del libro es que esos modos aún tienen actualidad, en nuestra actualidad, no ya la de Castoriadis, Foucault y Rancière, sino la que procede de una década de movilizaciones contra la crisis económica del 2008 y del pobre ejemplo que nos daba sobre el funcionamiento de las instituciones democráticas. En ese sentido, este es un libro de historia social de la filosofía pero también porque eso ayuda a aclararse políticamente. Y es que sobre la democracia de asamblea, el uso del sorteo para controlar facciones políticas o el papel de los líderes, aquí se sostiene que Atenas nos ofrece un paradigma de democracia antioligárquica. La democracia ateniense, con todas sus insuficiencias, nos enseña algo sutil y aún pertienente. La participación democrática es el único remedio contra la degeneración de los expertos en tecnócratas, de los dirigentes en elites absorbidas por sus disputas internas, de la ciudadanía en sostén pasivo del secuestro de la esfera pública. Por tanto, a través de Atenas hablamos del final del siglo XX y de nuestro presente en el siglo XXI.»