La conclusión principal de Sobre cultura femenina es considerar a la producción cultural como una tentativa masculina a la que los hombres recurren para trascender en el mundo. En otras palabras, los actos culturales son considerados vías para alcanzar permanencia y superar la finitud humana. Las mujeres, por su parte, logran esa trascendencia a través de la maternidad y, por lo tanto, no tienen necesidad de producir cultura para permanecer en el mundo. La marginalidad de las mujeres no se debe a su incapacidad creativa o intelectual sino a la falta de interés por emprender obras culturales: “La mujer, en vez de escribir libros, de investigar verdades, de hacer estatus, tiene hijos”.