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Enriqueta Ochoa

Poesía reunida

  • Yeni Rueda Lópezhas quoted3 years ago
    Qué horrible es llegar tarde!,
    a todo sitio, tarde.
    No sé si estoy despierta,
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    En el desierto
    la palmera se congrega en el fruto:
    gota de sol,
    luz acumulada en las barbas del tiempo.
    En el desierto,
    cuando concluye el día,
    un azul noche gotea estrellas
    mientras la silueta de la palmera se dibuja siempre de perfil.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    Nos mandaron para atrapar luciérnagas
    en la espesura del sueño;
    a fermentar los días
    que cuelgan del emparrado de
    los siglos.
    Nos mandaron sin piel
    botando de un polo a otro, sin resguardo,
    desorbitados, hendiendo
    con alas incendiadas
    la oscuridad.
    Sólo salpicamos de tamo luminoso
    las huellas del camino.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    Hay días
    en que la esperanza
    ilumina los suburbios del alma,
    esparce su simiente
    en los surcos del día,
    enhebra con sigilo las cuentas
    de algún sueño roto en pedazos,
    y nos conduce a la estación
    donde la palabra
    va segando finamente los trigos del silencio.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    Me platicó Venancio que un día, yendo por la carretera rumbo al norte, Mauricio, su suegra, su esposa y los tres niños, tuvieron un accidente fatal. Seguramente había tomado el día anterior y a la mañana siguiente, bajo los efectos de la bebida, se lanzó al camino. Al dar una de las muchas vueltas con que se inicia la carretera del norte, Mauricio giró violentamente, y se encontró con un camión cargado de varillas. Todo fue como un remolino de sombra y muerte: las largas y desordenadas varillas rompieron los cristales del auto y atravesaron de lado a lado los cuerpos de Mauricio y de dos niños mayores que iban adelante con él. Fue una muerte atroz e instantánea. Se salvaron sólo los que iban atrás: la suegra, la esposa, la pequeñita de brazos. Ellas tres se marcharon más tarde a vivir a San Antonio para olvidar y rehacer sus vidas.
    Yo quería mucho a este muchacho. Me quedé muda viendo cómo crecía el cementerio de mis seres amados.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    Yo tenía once años. Desde muy pequeña mi curiosidad se mantenía abierta, todo lo registraba. Ahora, en mi vejez, sólo recuerdo.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    La abuela murió en verano. Los últimos tres años de su vida dormía en su mecedora para que no se entumecieran sus huesos; al clarear el alba, se incorporaba con dificultad y, bordón en mano barría, preparaba sus alimentos, porque sólo su mano conocía la sazón; caminaba sin cesar y de nuevo, al atardecer, volvía a su mecedora.
    Un mediodía llamó a su hijo Santiago:
    —Acuéstame, hijo, porque voy a morir.
    Todos los hermanos acudieron a ella como en la hora del incendio. Tía Cecilia, cerrando sus ojos, empezaba a dejar que se consumiera finalmente la llama. El joven sacerdote llegó con toda su fe a cuestas.
    —Vengo para lavar tus pecados —dijo. La abuela abrió los ojos, se incorporó, preguntó por qué no la dejaban morir en paz.
    —Lo que yo haya pecado ya lo lavé con el agua de mis años, tú, tú dime los tuyos para ayudarte, porque yo voy para allá con Dios y tú te quedas aquí, en la edad y en la estación del pecado.
    Pero él quiso intimidarla con el infierno. Esto colmó la paciencia de la abuela, que bajó de la cama y, bastón en mano, lo hizo salir a golpes de la casa, luego gritó a sus hijos y nietos que la rodeábamos:
    —¡Ayúdenme, hijos, porque voy a morir!—. Y se desplomó en nuestros brazos; se doblegó su cuerpo pequeñito, pero dejó viva la esencia de su fuerza.
    Ésta es la abuela inagotable a la ventana del mañana, a través de mi sangre.
    Ésta es mi abuela, la que exorcizó el pecado, la que murió de pie.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    LA NOCHE DE LA LLUVIA DE ESTRELLAS
    Con anticipación se había anunciado un fenómeno celeste. Cuando llegó el día señalado, salimos corriendo a contemplar la noche. Éramos como nerviosos saltamontes brincando de un lado a otro, para observar cómo un navío infinito de estrellas naufragaba en el mar del cielo.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    Toma, para tu alforja de caminante, mis canciones. Siempre, cuando la noche caiga, yo estaré allí, del otro lado de tus pasos, y repetiré las canciones de tu pueblo.
  • Rafael Ramoshas quoted4 days ago
    La médula del amor es su veracidad, respétala para que podamos decir un día que probamos la quemadura azul del sueño.
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