La metafísica solamente tiene sentido si es consciente de su finitud y su relatividad. Esta es la premisa de la que parte Miquel Seguró en este libro, que analiza la relación entre analogía, finitud y diferencia. Haciendo suyo el agotamiento que transmiten muchos de los grandes relatos especulativos, el autor reivindica la analogía como el mejor reflejo de la condición humana y su impacto en el manejo de las “grandes preguntas”. La obra se estructura en ocho capítulos que dialogan con Platón, Tomás de Aquino, Suárez, Tillich o Jaspers, a partir de los cuales se traza un recorrido que desemboca en el reclamo de una metafísica aconfesional e intersubjetiva (hermenéutica), abierta al planteamiento de las cuestiones "últimas”.