El coleccionista de libros

os cuentos de hadas tenían su propia ética, su propio y cruel sentido del bien y del mal que traspasaba la superficie de lo mundano.

Ya no estaba segura de si lo que se disponía a hacer era por venganza, por supervivencia o por ambas cosas, y tampoco le importaba.

Con la mente fría, Violet se percató de que Clara y Archie se merecían el uno al otro. Aquellos que traicionan a los demás, que mienten y engañan, se merecen a alguien como ellos. Como en una ecuación algebraica, son iguales y se anulan mutuamente.

Ahora era un ser formado por dos mitad

hora era un ser formado por dos mitades: mitad mujer, mitad madre. Dos cuerpos de distintos tiempos reunidos

Sabía que antes era más lista, pero algunas de las personas más inteligentes que conocía eran también las más desdichadas.

Un nuevo cuento de hadas en el que la retenían contra su voluntad.

Nunca subestime el ingenio de la mente. ¿Qué era eso que decía Shakespeare? «Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, de las que sospecha tu filosofía». La transitoriedad de lo físico es secundaria a la permanencia del arte y del genio. Los libros priman sobre nuestra insignificante mortalidad.

Aunque la gente siempre la desconcertaba. Todo el mundo actuaba de forma inesperada. Los seres humanos eran complicados e inconsecuentes... Había malas personas que hacían cosas buenas y buenas personas que hacían cosas malas.

A menudo se había dado cuenta de que solo cuando compartimos las mismas cualidades podemos reconocerlas en otras personas. La gente amable reconocía la amabilidad en los demás. Los que eran crueles la veían, sin embargo, como una debilidad que explotar.