Allí en la playa, todo lo que decía Trout provocaba risas y aplausos. ¡No podía creerlo! Dijo que las pirámides y Stonehenge se construyeron en una época de poca gravedad, cuando las rocas se podían arrojar de un lado al otro como almohadones, y a la gente le encantó. Le pidieron más. Citó una frase de «Bésame otra vez»: «Es imposible que una mujer hermosa pueda estar largo tiempo a la altura de su propio aspecto». ¡Tilín, tilín! ¡La gente decía que era tan ocurrente como Oscar Wilde!