Quizá las generaciones posteriores a las nuestras, las mejor preparadas de la historia, sí aprendan algo, a pesar de la dificultad de sus minijobs y sus maletas: a presionar a la clase política para implementar infraestructuras y medidas que apoyen la maternidad y paternidad en un tramo más temprano de la edad fértil. O a la clase médica, con el fin de ampliar el espectro de la reproducción asistida pública.