Newman tiene el don de sugerir planteamientos de valor permanente, al hilo de cuestiones que enriquecieron el debate intelectual y doctrinal de su época.
La Carta al Duque de Norfolk, escrita para rebatir las críticas ofensivas el político Gladstone a los católicos, está considerada hoy como uno de los textos más luminosos de la literatura cristiana acerca de la conciencia moral.
Los escritos de Newman tienen un notable sentido práctico, y manifiestan el empeño pastoral de su autor. Gracias a su capacidad para anticiparse a cuestiones teológicas hoy de plena actualidad, Newman goza de una notable influencia en la Iglesia católica, también como precursor del Concilio Vaticano II.