El cuidado comunitario es una buena defensa que tienen las mujeres mayores para resistir los embates de lo que ha significado una vida dedicada al cuidado de los demás: de sus hijos e hijas, de su marido, de sus nietos y nietas, de sus familiares. Esta atención hacia otras personas estructura la vida de las mujeres, condiciona sus tiempos, sus actividades, su participación en la sociedad. Los clubes proporcionan un espacio y un tiempo que las mujeres pueden dedicar a ellas mismas. Comparten actividades, vivencias, deseos y frustraciones; por unas horas abandonan su cotidianidad dedicada a los demás, para ser ellas las protagonistas.