Liu Zhenyun, narrador de la gran aventura del día a día, aborda dos complejas realidades en La era de los embusteros: la sociedad china actual y el alma humana.
Avaricia. El dinero es el motor del mundo, los ambiciosos, bajo ninguna circunstancia, lo dejan escapar. El resultado no es bueno. La realidad de la China moderna se muestra al lector como una degenerada sombra de un luminoso proyecto. Un sistema que tiene como principios la igualdad, el bienestar y la armonía, que dio esperanza a millones y millones de parias, con el paso de los años ha ido decayendo hasta convertirse en un peligroso campo de batalla en el que todos pelean por ganar dinero, sin importar desgraciar al prójimo; un sistema que devora y escupe a quienes luchan entre sí por conseguir no más, sino lo de los demás, sin ética y sin remordimiento, con la extrema practicidad que caracteriza a esta sociedad oriental. La mezcla de avaricia y envidia, amalgamada por autos, relojes, lujos, poder, dinero, vírgenes y prostitutas… da como resultado la vida real.
Individualismo. El autor disecciona el alma humana, que tampoco arroja datos positivos. Lo mío es mío, lo tuyo debería ser mío. El ciudadano que él recrea en sus relaciones cotidianas ya hace mucho tiempo que perdió los valores de comunidad y dejó de confiar en los demás. Yuanes, moutai y mensajes de WeChat para hombres y mujeres solitarios en las ciudades más pobladas del mundo.