Hans Asperger creía que el trastorno que supuestamente descubrió no podía presentarse en las niñas. No se sabe a ciencia cierta el número de niños que fueron tratados por este médico. Algunos insisten en que fue cómplice de los nazis, otros aseguran que él se robó lo que ya había sido descubierto. Lo que está aquí escrito es la historia rescatada de Anna Knapp, su única paciente del género femenino de la que se tiene registro.