La joven viuda Lucy Lang solo buscaba un hombre agradable y decente. Alguien que cortara el césped, se encargara de la barbacoa y enseñara a sus futuros hijos a jugar al fútbol. Pero, sobre todo, alguien que no le alterara lo más mínimo el corazón, ni ninguna otra parte de su cuerpo. Lucy no podía arriesgarse a otra pérdida más. De modo que no le quedaba otro remedio que despedirse de Ethan, su ardiente y completamente inapropiado amigo con derecho a roce, y buscarse un hombre con el que pudiera casarse.
El problema era que Ethan Mirabelli no pensaba marcharse a ninguna parte. En su opinión, lo que ella necesitaba lo tenía justo ante sus ojos. Pero ¿sería capaz de convencerla de que su amor podría durar eternamente?