Eso es lo que busco cada vez que hojeo el final de un libro, buscando compulsivamente pruebas de que en una vida en la que tantas cosas han salido mal, también puede haber belleza. Que siempre hay esperanza, pase lo que pase.
Después de perder a mamá, esos fueron los finales en los que encontré consuelo. Los que decían: Sí, has perdido algo, pero tal vez, algún día, también encontrarás algo.