Varios de estos discursos ocurren dentro de la mente de sus personajes, y dejan ver un proceso de fragmentación de los sujetos, muchas veces escindidos y en diálogo con otras voces que no se sabe si se encuentran fuera o dentro de su cabeza. Es frecuente, en estos textos, la oposición entre un afuera y un adentro, siendo este último el espacio donde operan las pulsiones de libertad, la búsqueda de respuestas (que no llegan) y el contacto con lo trascendente. Los personajes se mueven mental y discursivamente fuera de las normas de la lógica, la sintaxis, la ortografía y la moral, y por ello podrían considerarse marginales. Se trata de textos densos, algunos hilarantes y otros de una ternura conmovedora, en los que el lenguaje se lleva a un estado de tensión e intensidad insólito y el ritmo hace las veces de eje estructurador.