En este libro, los autores examinan la violencia generalizada que ha vivido México, especialmente desde la llegada de Calderón a la presidencia. Mediante un examen de las elaboraciones conceptuales sobre la guerra más destacadas de la época moderna, descartan que la llamada “guerra contra el narcotráfico” cumpla con las características de una guerra civil y/o con los rasgos legitimadores de una “guerra justa”. Proponen que si esta guerra ha fracasado en sus objetivos de reducir el tráfico de drogas y derrotar a los cárteles, ello se debe a que la decisión, los cálculos, la identificación del enemigo y el diseño de la estrategia fueron imprecisos y erróneos desde el principio. Señalan que hoy, más que nunca, el recuento de los daños es una obligación: el estudio describe el costo humano del estado de guerra y el peligro que éste representa para la débil democracia mexicana, así como sus efectos sobre los movimientos populares, periodistas y defensores de los derechos humanos, y su papel en la criminalización y contención de las luchas sociales.