Un conocido profesor de teatro, llamado Simón Cátero, embarca en un proyecto a cuatro alumnos suyos. Se trata de crear un espejo de carne y hueso. Los cuatro tienen la impresión de ser usurpadores, habitantes privilegiados de la ciudad; ninguno se atreve a merecer su futuro; los cuatro desean, cada uno a su modo, que el proyecto dé sentido a sus existencias individuales.