Maria Sibylla Merian puso el ranúnculo dulce en el medio de la página. Dibujó con extrema precisión los matices de color de sus hojas finamente dentadas, coloreó sus capullos abiertos y también dibujó flores y tallos ya descoloridos. Aun así, la planta ni siquiera es lo principal del cuadro, sino el insecto que, en sus distintas etapas de transformación, se ve a su alrededor. La escena está compuesta por una polilla que, con sus espléndidas alas abiertas, se acerca a la flor; un capullo que cuelga de una hoja más baja y una oruga negra que se arrastra por el suelo junto a numerosos huevos amarillos. En 1679, esta representación fue revolucionaria. En lugar de pintar orugas junto a orugas y polillas junto a polillas, como lo hacían sus colegas académicos, Maria Sibylla Merian dibujaba a estos insectos, que tanto admiraba, en todas sus manifestaciones de vida y como parte de la planta que los hospedaba.
Sobre la maravillosa transformación de las orugas y extraña alimentación floral (1679), su primer libro, fue ilustrado y editado por ella misma. La selección de texto que acompaña a las imágenes no lo redactó en el idioma académico oficial de la época, el latín; sino en alemán, para que más personas puedan acceder a leerlo. También en esto fue revolucionaria.