Cuando Corea del Norte libera un letal y desconocido virus, este se propaga velozmente por occidente y a los pocos días, millones de enfermos colapsan los centros sanitarios, pero cuando llega el crepúsculo y la luna brilla, miles de bestias sedientas de sangre salen en busca de presas con las que saciar su hambre.A Marcos, un repartidor de una empresa de transporte urgente, la pandemia le sorprende en un atasco en una autopista de montaña entre Asturias y León. Ante el temor de contagiarse, se refugiará en un torreón que ha heredado de su padre, situado en el claro de un bosque cercano a un puerto de montaña de la cordillera cantábrica. Cuando la infección se extienda a aquella remota zona, las bestias usarán el bosque como su zona de caza y escondidos entre la frondosa arboleda, recorrerán los montes y las aldeas cercanas en busca de presas, aguardarán el paso de los pocos vehículos que utilízan la sinuosa y olvidada carretera y por supuesto, merodearán noche tras noche el torreón situado en el centro de su território a la espera de darle caza a Marcos, su único habitante y en pocas semanas, el único hombre vivo en muchos kilómetros a la redonda. Sin comunicaciones y sin ninguna posibilidad de recibir ayuda, Marcos deberá de aprender a vivir de lo que le rodea durante el día y a defender su pequeña fortaleza de los ataques de las bestias durante las noches.