La obra de Tomás Harris se ha hecho parte de una tradición poética que busca sus fuentes en la oscuridad, la abyección y el mal. Hombres lobo, vampiros, zombis, poetas malditos o héroes del cine B alimentan el imaginario de su poesía desde sus primeras publicaciones en los años ochenta. En La memoria del corazón lo espeluznante parece habitar el cotidiano, lo salvaje en lo doméstico, como los cóndores que anidan en las terrazas de los departamentos en algunos de estos poemas. En este nuevo e imprevisible estado de lo real, su poesía busca nuevas vetas: en la memoria personal, la reflexión sobre la muerte, la vejez y, principalmente, en la experiencia amorosa, en el erotismo como refugio ante un mundo que pierde su estabilidad. Así, de manera entrañable y directa, desde el amor y los recuerdos de infancia y juventud, este libro ilumina caminos que parecen brumosos.