nacieron cuando lo digital ya estaba en escena: nacieron antes. No importa la edad, siempre fue antes, cuando el mundo era mundo y ellos tenían una vida. Las cosas que llenaban el mundo y la vida siguen ahí, pero inalcanzables, como si se hubiera levantado un muro de tiempo helado. El cerebro ha expulsado a la belleza, y con ella se fueron los estímulos, sin los cuales la acción suena a hueco, y el hombre pierde lo último que le quedaba: el deseo imposible de volver a ser joven.